Hemos hecho posible que un símbolo universal tome forma, y, gracias a unirlo en Sibela Studio con los metales preciosos con los que trabajamos de manera artesanal, hemos podido crear una joya perfecta que sirve de amuleto para atraer la buena suerte.
Te contamos cómo ha sucedido esto:
Quién no teme a lo desconocido, a lo incontrolable, a las fuerzas superiores a los cambios o simplemente a nuestro jefe, que tiene nuestro salario y bienestar en sus manos.
Pues bien, septiembre para mí es empezar el año -“team septiembre”- pero como muchas, siempre hay alguna una crisis existencial de vuelta a la rutina, llegan los cambios y frente a ello… quién a estas alturas no tiene en su joyero una pieza que, sin pretenderlo, se ha convertido en el amuleto de los días importantes, o al que simplemente invocamos para cambiar nuestra suerte. Llamémoslo fe, fascinación o simplemente desesperación, pero todas tenemos esa pieza.
Ahora bien, en Sibela Studio no íbamos a ser menos y queríamos tener la pieza perfecta, que atrajera la buena suerte y conexión con el amor, la amistad, la verdad, la protección, TODO. Para que vayas pisando fuerte por la calle con esos tacones de 12 cm sabiendo que hoy no, hoy no serás tú la que se tuerza el tobillo.
La primera vez que la sacamos se agotaron en cuestión de horas y nos dimos cuenta de que estábamos en lo cierto, sois de las nuestras. La pulsera Áine viene para quedarse.
El “hilo rojo” es un símbolo poderoso que permanece en las diferentes culturas, creencias y costumbres a lo largo de los años. Representa la fuerza, protección, buena suerte y conexión.
Es un amuleto capaz de absorber y repeler las energías negativas y atraer las positivas.
Su piedra en talla corazón de 4 mm sujeta por tres garras la hace todavía más especial, comprende entre 57 y 58 facetas, se considera una talla derivada de brillante y es una de las más complejas de tallar para que quede un aspecto limpio y suave.
Simboliza y atrae al amor puro y verdadero.
Cómo y dónde llevar una pulsera de hilo rojo.
Lo mejor es llevarla en el brazo izquierdo (este es el lado receptor del cuerpo y del alma y además conectado directamente con el corazón), a través del cual se establece una conexión vital con la protección de la energía.